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Semana DOS – PASO 1, PARTE 2
La Obsesión Mental

Paso 1: Admitimos que éramos impotentes ante la comida, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.

Principio Espiritual: HONESTIDAD

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La primera parte del Paso Uno es el reconocimiento de que somos impotentes ante la comida.

En esa parte (discutida la semana pasada) entendimos que nuestros cuerpos son anormales ya que, a diferencia del comedor normal, desarrollamos ansias incontrolables cuando empezamos a comer determinados alimentos o tenemos ciertas conductas alimenticias. Los comedores normales tienen sensación de malestar o  incomodidad cuando comen demasiado. Nosotros los comedores compulsivos tenemos una sensación de tranquilidad y comodidad. En la primera parte del Paso 1 empezamos a elaborar un plan de alimentos basado en averiguar qué alimentos, ingredientes, y conductas alimentarias causan ansiedad incontrolable en nosotros.

La segunda parte del Primer Paso (tema de esta semana) es admitir que no podemos manejar nuestra comida, que no somos capaces y no podemos dejar de comer esas cosas, o no somos capaces de dejar de llevar a cabo esos comportamientos que causan el fenómeno del deseo imperioso en nosotros. Se trata de una obsesión mental,  Esta obsesión mental – una idea que se superpone a todas las demás ideas.

La primera parte del Paso Uno es que no podemos parar una vez hemos comenzado a causa de nuestra alergia. La segunda parte del Paso Uno es que no podemos dejar de comenzar a comer (dar el primer bocado compulsivo) debido a nuestra obsesión mental.

Este es el Golpe Doble, es un círculo vicioso. Estamos derrotados. Somos impotentes.

¿Hay alguien que realmente necesite que le convenzan de esto?

En caso de que fuese evidente para cualquier persona normal que una acción particular la pone en peligro de muerte, la persona normal simplemente se abstendría de dicha acción. No se requeriría un gran esfuerzo o pensamiento para que esa persona evite hacer esa acción.

Si, por ejemplo, yo supiera que los cacahuetes (maní) o los camarones podrían matarme, yo nunca comería cacahuetes o camarón de nuevo, sin importar lo mucho que me gusten. Pero mi historia de comer, hacer dieta y comer, me muestra claramente que, a pesar de que yo sabía intuitivamente lo que no debía comer, constantemente me daba excusas a mi mismo para volver a comer.

Habría dos partes de mi mente. Una parte diría, “No comas esto, estás a dieta. Esto no es bueno para ti. No comas esto.” La otra parte diría, “¡Vamos! Sólo un poco. ¡Lo puedes probar!” Y de repente, la segunda parte haría clic, y la primera parte desaparecería, quizás tan sólo por un segundo, y me lo comería.

Esta es mi historia de dieta yo-yo. Esta es la historia de mis recaídas en OA en los primeros seis o siete años del programa.

Alrededor de nosotros hay personas que nos rodean que están tratando de convencernos de que podemos comer todas las cosas que en el fondo de nuestros corazones sabemos que no podemos. Cada dieta, cada revista, muchos médicos, dietistas-nutricionistas. Todos ellos parecen decir que, una vez que perdamos nuestro exceso de peso podremos comer todo en moderación. Algunos programas de dieta actuales nos dicen que podemos comer todo lo que queremos durante la dieta, siempre y cuando lo comamos con moderación. Muchos de ellos también nos recomiendan nuestros comportamientos compulsivos: que deberíamos mantenernos masticando, mantener la boca ocupada todo el tiempo.

Existe una sencilla razón para esto. Ellos no aceptan lo que es intuitivamente evidente para nosotros: hay alimentos y comportamientos que nos causan deseos o antojos incontrolables.

Nos encontramos en la misma situación en la cual una gran cantidad de alcohólicos se encontraban antes de que Alcohólicos Anónimos se hiciera conocido; cuando mucha gente les decía a los alcohólicos que todo era una cuestión de fuerza de voluntad (o de voluntad de decir no). Sólo había que detenerse cuando habían tomado suficiente. Aunque puede haber algunas personas que digan eso en estos días, la gran mayoría de las personas está de acuerdo en que un alcohólico no puede tocar nunca el alcohol. Pero la gran mayoría de la gente no dice eso acerca de la comida, dicen que podemos comer todo en moderación.

(Una de las razones de la diferencia podría ser que el alcohol, en cualquier forma, sigue siendo una sustancia determinada, y es fácil estar de acuerdo con esto. En el caso de los comedores compulsivos, cada comedor compulsivo, tiene su propia lista de sustancias, o combinación de sustancias, o comportamientos, por lo que no hay un acuerdo universal. Tú puedes comer algo que yo no puedo comer; y yo puedo comer algo que tú no puedes comer. Así pues, como no parece haber una sustancia universal que afecta a todos los comedores compulsivos de la misma forma, es difícil determinar el sentido de la adicción.)

Por ejemplo, sé perfectamente que yo no puedo comer mantequilla o helado o papas fritas, sin desarrollar ansias incontrolables. Ahora que me he recuperado a través de los 12 Pasos, sé esto todo el tiempo. Pero, antes de que los Doce Pasos me dieran la recuperación, me daba por regresar a la mantequilla y helados y papas fritas, tratando de comerlas con moderación. Por supuesto, las razones para el retorno a la comida nunca resultaron ser buenas.

¿Es esta tu historia? ¿Te has dado a ti mismo motivos para ceder a los alimentos o comportamientos que sabías que te provocan el fenómeno del deseo imperioso?

Si es así, deberías ser capaz de hacer una lista de razones por las que has regresado a los alimentos que sabías que no debes comer, o razones por las que has regresado a las conductas que sabías que no debías permitir. Empezaré con una parte de mi propia lista. Añade tus razones.

RAZONES EMOCIONALES PARA EL RETORNO:

Estoy muy deprimido. ¿Qué me haría sentir mejor?

Estoy muy feliz. ¿Qué puedo hacer para celebrarlo?

Estoy solo. ¿Qué me haría sentir mejor?

Demasiadas personas me quieren. ¿Qué me haría sentir mejor?

Añade tus razones. . .

RAZONES ESTÚPIDAS PARA EL RETORNO:

Es natural, orgánico, entonces de seguro es bueno para mí.

Nunca he probado ese sabor antes.

Yo nunca tendré otra oportunidad de probar este sabor otra vez.

Lo hicieron especialmente para mí.

Me he portado bien con la comida durante un año, seis meses, un mes, una semana, un día, una hora…

Bueno, yo no comí el pan, por lo que puedo tomar el postre.

Añade tus razones. . .

NOTAS SOBRE LAS LISTAS:

Ten en cuenta que hay dos listas: Una cuenta las excusas emocionales; la otra cuenta las excusas “estúpidas”. Estas excusas estúpidas son diferentes a las emocionales. ¡Podemos estar en un gran estado emocional de serenidad, pero de repente algo hace clic y empezamos a comer cosas que no debemos comer simplemente porque están allí!

¡Esta obsesión que se superpone a nosotros es locura pura y simple, ya sea emocional o estúpida!

Desde la perspectiva del Libro Grande, tenemos dos problemas: (a) un problema físico – no podemos parar una vez hemos comenzado; y (b) un problema mental – no podemos dejar de empezar de nuevo. Este círculo vicioso nos muestra claramente que nosotros como individuos somos impotentes ante la comida.

Si sólo pudiéramos estar constantemente en nuestro sano juicio… Si sólo con identificar nuestros alimentos “peligrosos” y comportamientos compulsivos supiéramos (me refiero a realmente saber) que al comer eso o practicar ese comportamiento alimenticio, volveremos al infierno que hemos experimentado.

Por nuestra cuenta, sin embargo, es evidente que nunca podremos estar cuerdos. Necesitamos la ayuda de un poder que es superior a nosotros. Eso es lo que vamos a discutir la próxima semana.

UN PLAN DE ALIMENTOS:

Lo que es más importante de las respuestas a todas estas preguntas, por supuesto, es: ¡que sean honestas para ti! Tendremos que adoptar un plan de alimentación que elimina aquellos alimentos, ingredientes, y conductas alimenticias que en el fondo de nuestros corazones sabemos que nos causan ansiedad incontrolable.

La elaboración de un Plan de Alimentos es una cuestión de práctica. Cómo nos abstendremos es completamente una cuestión de elección.

Algunas personas optan por hacer una lista de dichos alimentos, ingredientes y comportamientos alimenticios de los que se abstendrán. Otras personas optan por hacer una lista de los alimentos e ingredientes que permitirán, excluyendo todo lo demás. La primera es directa.  La segunda es indirecta, pero ambos terminan en la abstinencia de las cosas que causan el fenómeno del deseo imperioso.

Abstenerse de los alimentos e ingredientes problemáticos debe ser cuidadosamente realizado. Le sugiero pensar cuidadosamente antes de adoptar el Plan de comidas de otra persona, o algún concepto del problema sacado de un libro de dietas. Loa alimentos compulsivos del autor pueden no ser tus alimentos compulsivos. Nuestro folleto La Dignidad de Elegir (disponible como Literatura de OA) deja claro que nuestro Plan de Alimentos debe ser individual, no uno que se ajuste a la experiencia de otras personas. Aprende de esas experiencias, pero asegúrate de que el Plan funciona para ti como individuo.

Abstenerse de algunos comportamientos (como la necesidad de llenarse o comer todo lo que hay en el plato) pueden requerir la adopción de nuevas conductas de comer (como comer sólo un plato y no repetir, pesar y/o medir los alimentos, contar calorías, comer sólo hasta donde lo indique el ombligo, dejar fuera lo que haya quedado en el plato de otro, dejar algo en el plato), o puede simplemente exigir la eliminación de viejos comportamientos alimentarios (comer después de las 7:00 pm, no comer mientras lees, no comer viendo la televisión, no “picotear, masticar o succionar entre las comidas).

RESUMEN DE LAS ACTIVIDADES DE LA SEGUNDA PARTE DEL PRIMER PASO:

1. Completa tu lista de excusas que has dado para romper una dieta, empezar a comer ciertos alimentos o cometer conductas que sabes en el fondo que te causan problemas y ansias incontrolables.

2. Comienza a averiguar lo que estás dispuesto a hacer para abstenerte de alimentos, ingredientes alimentarios, y comportamientos “problemáticos” que tu sabes que te causan ansiedad incontrolable.

3. Aceptar que, si eres como otros en OA, eres impotente por tu propia cuenta. Esto tiene que ser una sensación de absoluta impotencia. Si no sientes esa impotencia, entonces considera por qué estás en OA. Tal vez todo lo que necesitas es un grupo de apoyo. OA está en el “asunto” de los Doce Pasos, el primero de los cuales es la absoluta impotencia ante los alimentos. Si bien se brinda apoyo, se hace en el contexto del Programa mientras se trabajan los Doce Pasos.

LA OBSESIÓN MENTAL.

En el capítulo anterior discutí la primera parte del primer paso desde la perspectiva del Libro Grande. La alergia del cuerpo, el fenómeno del deseo imperioso que tenemos cuando comemos ciertos alimentos y nos damos un capricho con ciertos comportamientos alimenticios.  En ese primer capítulo enfatize especialmente lo que el Libro Grande explica: La abstinencia es necesaria.  Para eso necesitamos un plan de comida que elimine los alimentos, ingredientes y comportamientos alimenticios que causan nuestros antojos permitiendo que estemos abstinentes.  Ahora es el momento de hablar sobre la segunda parte del primer paso: La Obsesión de la Mente.  Como señala el Libro Grande, esta obsesión mental es nuestro verdadero problema.  Si nuestro único problema fuera que tenemos antojos físicos que nos abruman habría una simple solución que sería no comer esos alimentos  y no caer en esos comportamientos alimenticios.  Entonces todo estaría bien.  En efecto, eso es lo que hicimos cuando estuvimos en una dieta.  

Consideremos un ejemplo como este: en este momento como camarones y los disfruto, pero si desarrollara una alergia al camarón como les sucede a muchas personas, entraría en una tremenda crisis y los camarones hasta podrían matarme.  De ser así, consideraría al camarón como un veneno, lo evitaria como a la peste.  Me diría a mi mismo: “antes me gustaba el camarón pero ahora no me gusta. ¿Porque iba a comer algo que podría matarme?  Sin embargo, antes de CCA, comí todo tipo de alimentos que sabía perfectamente que me estaban matando.  Nuestro verdadero problema, como señala el Libro Grande es que seguimos encontrando excusas para volver a esos alimentos y a esos comportamientos alimenticios de atracón.  El Libro Grande dice así: ¿Porque se comporta así si cientos de experiencias le han demostrado que una copa significa otro desastre con todos los sufrimientos y humillaciones que le acompañan?  ¿porque toma esa primera copa? ¿porque no puede estar sin beber?  ¿Qué ha pasado con el sentido común y la fuerza de voluntad que todavía muestra con respecto a otros asuntos? Quizá no haya nunca una respuesta completa para estas preguntas.  Las opiniones varían considerablemente acerca de por qué el alcohólico reacciona de forma diferente a la gente normal.  No sabemos porque.  Una vez que se ha llegado a cierto punto es bien poco lo que se puede hacer por él.  No podemos resolver este acertijo.  Sabemos que mientras el alcohólico se aparta de la bebida, como puede hacerlo por meses o por años, sus reacciones son muy parecidas a las de otros individuos.  Tenemos la certeza de que una vez que se introduce en su sistema cualquier dosis de alcohol, algo sucede tanto en el sentido físico como en el mental que le hace prácticamente imposible parar de beber.  La experiencia de cualquier alcohólico confirma esto ampliamente.  

Estas observaciones serían académicas y no tendrían objeto si nuestro amigo no se tomará nunca la primera copa, poniendo así en movimiento el terrible ciclo.  Por consiguiente, el principal problema del alcohólico está centrado en su mente más que en su cuerpo.  Esto viene de las páginas del Libro Grande 22 y 23. ¿Por qué seguimos volviendo?  ¿Qué nos lleva a comer ese primer bocado?  Una cosa que es obvia es que prácticamente todas las dietas y todos los libros para perder de peso y muchos médicos, dietistas y nutricionistas a quienes consultamos parecen decirnos que una vez que hemos perdido el peso podemos volver a comer todos los alimentos que solíamos comer, pero esta vez con moderación.  Para ellos es solo una cuestión de fuerza de voluntad.  No pueden imaginar porque volveríamos a comer en grandes cantidades.  ¿Cual es su problema?  No entienden que tenemos un problema físico.  No entienden que a diferencia del comedor normal no nos sentimos incómodos ni molestos cuando comemos en exceso sino que al contrario, anhelamos más.  Simplemente no entienden nuestra alergia del cuerpo.  Por lo tanto siguiendo los consejos de nuestros médicos, otros profesionales de la salud, las revistas y libros de dietas,  los programas de pérdida de peso bajamos de peso y luego empezamos a comer nuestra bola de helado semanal, o dos galletas o alimentos reconfortantes y luego la bola de helado semanal se hace más grande y luego se vuelve más frecuente y luego se convierte en la mano que va a la boca automáticamente y nos preguntamos ¿porque no podemos parar? Pero espera porque como dicen los comerciales: “Aun hay mas”. 

Tengo una lista completa de estas racionalizaciones y apuesto a que puedes agregarle.  La mia dice así:

Merezco este alimento porque: estoy muy deprimido, me hará sentir mejor, o tal vez porque estoy tan feliz y ¿cómo más podría celebrar?  Puede ser también que diga que he estado muy bien por un año, un mes, una semana, una hora.  En otros momentos me dice: pues si no comí el bollo, o la última papa frita, o el segundo plato puedo comer esto.  Trabajé muy duro para lograr esto, ahora necesito una recompensa.  O tal vez me siento culpable porque no trabaje tan duro para lograrlo o tal vez necesito esto porque nadie me ama.  Cómo encajar de otra manera.  O tal vez me diré: demasiada gente me ama.  Otra justificación puede ser: quiero morir y comer en exceso me matara.  Es una buena manera de suicidarse.  Mi cónyuge no se sentirá culpable cuando muera.  Nada más eliminará mi dolor, aunque sea por solo un segundo.  Debo comer esto porque lo hicieron especialmente para mí, ¿cómo puedo rechazarlo?, o una de mis racionalizaciones favoritas: es gratis.  O tal vez me diré: nunca podré volver a comer esta comida.  Se desperdiciara.  Uh, todos me miran, ¿cómo puedo rechazarlo?  Otras justificaciones pueden ser:  Puedo comer esto porque: estoy de pie, entonces no cuenta o es pan integral, molido, en piedra, en un bollo de canela hecho con melaza orgánica y aceite orgánico prensado en frío entonces es realmente bueno para mi y no cuenta.  O, ella no me está mirando así que no cuenta.  Tengo que probarlo para ver si sabe bien.  Al menos la gente puede ver cual es mi debilidad.  ¿Te suena? entonces piensa, ¿cuáles son esas excusas tan curiosas para ti?

Mental no simplemente emocional.  El Libro Grande describe cómo tenemos una obsesión mental, no simplemente emocional.  Ciertamente, algunas de estas son excusas emocionales pero la mayoría de ellas son simplemente estúpidas.  A menudo escuchamos en CCA que nuestro problema es físico, emocional y espiritual.  El Libro Grande no usa la palabra emocional para describir nuestro problema.  Se utiliza la palabra mental.  Esto se debe a que nuestras razones para volver a la comida a menudo son simplemente una locura y a veces no dependen en absoluto de cómo nos sentimos.  Podríamos haber tenido un día normal, haber bajado mucho peso y eliminado el helado de nuestra dieta y estar en un supermercado donde ofrecen una muestra de un nuevo sabor de helado y antes de saber lo que estábamos haciendo, nos encontramos comiendo esa muestra de helado.  No nos sirve de nada descubrir que estábamos comiendo.  Lo que nos hace bien es darnos cuenta de que seguimos encontrando excusas para volver a los alimentos que sabemos en el fondo de nuestro corazón que no podemos comer sin desarrollar antojos incontrolables.  Este es el verdadero problema, como señala el Libro Grande.  No hay respuesta.  No podemos resolver este acertijo.  Simplemente sabemos que lo hacemos.  Todo el capítulo titulado “Más Acerca del Alcoholismo” que comienza en la página 30 describe la obsesión mental.  Es la misma obsesión a la que somos adictos.  Ya sea el juego, el alcohol, la cocaína o las emociones.  Es esa excusa que nos damos para volver a consumir nuestra droga.  Y el libro Grande dice así:  No es extraño que nuestras carreras de bebedores se hayan caracterizado por innumerables y vanos esfuerzos de probar que podíamos beber como otras personas.  La idea de que de alguna forma, algún día llegará a controlar su manera de beber y a disfrutar bebiendo, es la gran obsesión de todo bebedor anormal.  La persistencia de esta ilusión es sorprendente.  Muchos la persiguen hasta las puertas de la locura o de la muerte.  Página 30. 

En el capítulo Más Acerca del Alcoholismo, el Libro Grande describe a cuatro adictos que regresan a su adicción uno de ellos no ha tomado un trago en 25 años y piensa que un largo periodo de sobriedad, le permitirá beber como las personas normales.  Otro de esos adictos que el libro menciona tiene un mal día y se convence de que el whisky no le hará daño si se lo toma con leche.  El tercer adicto de ese capítulo tiene una compulsión por cruzar calles peligrosas y aunque ha sufrido un daño físico tremendo y no puede explicarse porque, continúa haciéndolo y el cuarto tiene un día excelente y se encuentra pensando que sería bueno tomar un cóctel con su cena.  El Libro Grande dice así:  Siempre se produjo el curioso fenómeno mental de que paralela al razonamiento cuerdo ocurrio alguna excusa dementemente trivial para tomar la primera copa.  Nuestra cordura no fue suficiente para frenarnos.  La idea insana predominó.  Al día siguiente nos preguntabamos con toda seriedad y sinceridad ¿cómo había podido suceder esto?  En algunas circunstancias hemos ido a emborracharnos deliberadamente sintiéndonos justificados por el nerviosismo, la ira, la preocupación, la depresión, los celos o cualquier otra cosa por el estilo.  Pero aun tratándose de esta forma de empezar, estamos obligados a admitir que nuestra justificación para una borrachera fue insensatamente insuficiente teniendo en cuenta lo que siempre había pasado.  Ahora vemos que cuando empezábamos a beber deliberadamente en vez de casualmente, durante el periodo de premeditación nuestra manera de pensar en lo que podrían ser las terribles consecuencias era poco seria o efectiva. Página 37. El Libro Grande si dice que a veces nos sentimos justificados por emociones extremas pero también hemos tenido excusas triviales.  Esto encaja bien con mi experiencia.  Puedo estar a dieta y tener pensamientos como: Eso se ve rico pero no puedo comermelo.  No lo comeré, no es bueno para mi.  Me está yendo muy bien en mi dieta.  Pero simultáneamente tendré otras ideas como:  es solo un poco, nunca has probado ese sabor, puedes comer solo uno. Y luego el segundo pensamiento simplemente domina al primero y vuelvo a comer otra vez, y así me convierto en una persona que hace dieta y luego su peso rebota.  

La Obsesión Mental:

La caracterización del Libro Grande de que esto es una obsesión mental.  Una obsesión es un pensamiento que domina a todos los demás pensamientos.  Es una obsesión sobre la cual no tenemos defensa mental.  No podemos evitar pensar.  ¿Lo intentas?  Te pagaré $5000 si no piensas en la palabra rinoceronte durante 20 segundos.  ¿Ganaste la apuesta?  Lo dudo.  No podemos controlar nuestro pensamiento y no podemos controlar la obsesión mental.  Tenemos dos líneas de pensamiento paralelas entre sí.  Al igual que los proverbiales ángeles buenos y malos encaramados en nuestros dos hombros.  El pensamiento “bueno” es: no puedo comer esto, me hará engordar, no lo comeré.  Quiero estar delgado y el pensamiento “malo” es: aaahh vamos, está bien porque…… y tú puedes completar aquí y poner la justificación.  Entonces de repente se produce un clic y entonces el mal pensamiento simplemente domina al buen pensamiento y comenzamos de nuevo.  

El Golpe Doble:

La primera parte de nuestra adicción es que somos impotentes ante la comida. Tenemos antojos físicos incontrolables cuando comemos ciertos alimentos o realizamos ciertos comportamientos alimenticios. Esta es la alergia del cuerpo. La segunda parte es que no podemos manejar nuestras vidas en relación con nuestra impotencia ante la comida. Tenemos obsesiones mentales que nos envían de regreso a esos alimentos y a esos comportamientos alimenticios que sabemos nos causaran antojos incontrolables. Esta es la obsesión de la mente. Tenemos lo que el Dr. Silkworth llamó el golpe doble. No podemos parar de comer una vez empezamos y no podemos parar de comenzar de nuevo. Estamos condenados. Ese es el Primer Paso, darse cuenta de que estamos condenados. Y no estamos condenados por nuestra alergia del cuerpo, sino por nuestra obsesión mental. Comenzamos a darnos cuenta de que la única solución que funcionará con nosotros es algo que elimine nuestra obsesión mental. Y sabemos que no podemos hacerlo por nosotros mismos porque no podemos detener el pensamiento que sigue regresando. Ten en cuenta que el Primer Paso como está escrito en la pared NO es “Admitimos que éramos impotentes ante la comida y que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables”, sino el Primer Paso dice así: “Admitimos que éramos impotentes antes la comida, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.” Eso significa que tenemos que admitir que nuestra vida se había vuelto ingobernable en relación con nuestra impotencia ante la comida. Si alguien hubiera tratado de convencerme cuando me uní al Programa de que toda mi vida era ingobernable, hubiera dejado el Programa. Mi vida estaba bien, o aparentemente bien excepto con la comida. El Primer Paso no requiere que aceptemos nada más que nuestra impotencia ante la comida. Quizá ahora estemos listos para el Segundo Paso. Si el Primer Paso es el problema y es la impotencia o la falta de poder, el Segundo Paso es la solución. El Segundo Paso es el poder.

 

Ahora tengo unas preguntas para ti:

¿Qué excusas has usado para volver a comer compulsivamente? 

¿Alguna de tus razones para volver a comer compulsivamente alguna vez te ha parecido razonable?

¿Alguna vez has vuelto a comer compulsivamente antes de darte cuenta de que lo estabas haciendo?

¿Tu experiencia demuestra que has sido capaz de resistir por tu propia cuenta las excusas para volver a comer compulsivamente?

¿Tu experiencia propia muestra que has regresado a comer compulsivamente sólo porque te has sentido justificado emocionalmente, o también has tenido excusas triviales?

¿Estás ahora convencido de que en ti no hay ahora solución para el golpe doble?

Esto es crucial: ¿Todavía crees que hay alguna posibilidad, o sabes que estás condenado?

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